El 7 de junio de 2010, en un recinto legislativo vacío, José Raúl Mulino, en ese entonces Ministro de Gobierno, presentó un supuesto anteproyecto de Ley sobre la Aviación Comercial. Actuando como un estafador en representación del Gobierno de Ricardo Martinelli, el Ministro Mulino, en la exposición de motivos, sólo habló del contenido que se refería al tema de la aviación. Le ocultó al país que lo que ese día presentaba a la Asamblea Nacional de Diputados era una aberración jurídica sin precedentes. Los diputados, incondicionales a Martinelli, aprobaron en sólo tres días lo que se conoció luego como la Ley 30, que modificaba 3 Códigos y 6 leyes nacionales, abarcando temas tan sensitivos como el laboral, ambiental y de derechos humanos
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